martes, 3 de junio de 2014

La región más transparente. Carlos Fuentes


La región más transparente es una novela del escritor mexicano Carlos Fuentes (1928-2012) que fue publicada en 1958. Se considera la obra precursora del llamado boom de la nueva novela hispanoamericana.
La región más transparente fue la primera novela escrita por Carlos Fuentes. El autor comenzó a escribirla cuando tenía 25 años de edad y fue publicada por primera vez cuando tenía 29 años. Cuando Carlos Fuentes comenzó a escribir esta novela consideró que la temática del campo mexicano, la influencia de la revolución en el mismo y la descripción de sus cacicazgos, ya había sido tratada por Juan Rulfo en la novela Pedro Páramo, por tal motivo, decidió ocuparse en describir y narrar la realidad urbana de la Ciudad de México a la manera de Manhattan Transfer de John Dos Passos o del Berlin Alexanderplatz de Alfred Döblin. Fuentes utilizó un estilo narrativo que plasma el léxico de los diferentes estratos sociales de la ciudad —tal y como lo hizo Balzac—, de tal suerte que se identifican varias tonalidades del español mexicano, los extranjerismos y las intromisiones de los acentos extranjeros de inmigrantes españoles y argentinos, la forma del habla de la burguesía y la forma popular de los barrios de la ciudad.
El título de La región más transparente fue inspirado en la misma frase que pronunció, en 1804, el viajero Alexander von Humboldt para referirse al valle de la ciudad de México, aunque también fue usada por Alfonso Reyes en su obra Visión de Anáhuac en 1917. Carlos Fuentes dio a conocer algunos anticipos o fragmentos de esta obra en la Revista de Literatura Mexicana en 1955 cuando publicó "La línea de la vida" —que en la novela aparece como el capítulo de "Gervasio Pola"— y "Maceualli". Por otra parte el capítulo "Calavera del quince" se incluyó en Cuentistas mexicanos modernos, antología recopilada por Emmanuel Carballo. Finalmente, la primera edición de La región más transparente fue publicada por el Fondo de Cultura Económica en mayo de 1958.
A pesar de que se describen fragmentos de la vida de una gran cantidad de personajes, cuyas historias llegan a entrelazarse, el protagonista real de la novela es la propia ciudad. La mayor parte de las historias de los personajes ocurren en la década de 1950, época de la primera generación del México postrevolucionario, no obstante las narraciones del pasado de algunos personajes comienzan en 1900, de esta forma el cuadro cronológico de la novela abarca desde los años finales del porfiriato hasta el alemanismo. Pero es la ciudad la que realmente abriga o destruye a los personajes, a los aristócratas, a los nuevos ricos, a los toreros, a los filósofos, a los obreros, a las prostitutas, a los periodistas, y a todos sus habitantes.
En la novela se hace recurrente la crítica al sistema político y social de México especialmente al fracaso de la Revolución mexicana, contrario al discurso triunfalista oficial del gobierno, así como a las traiciones cometidas por quienes lucharon entre sus filas y medraron a sus expensas. La técnica narrativa rompe con la linealidad del pasado, presente y futuro, las historias de los personajes se mueven y presentan de forma simultánea sin ningún orden. De acuerdo al propio Carlos Fuentes, el objetivo de la novela es retratar el punto de intersección del profundo cambio social de la sociedad del México postrevolucionario con el destino individual de los personajes.

Los personajes representan las transformaciones que la Revolución mexicana infligió en los diferentes actores de la sociedad mexicana. El ancien régime del porfiriato y sus hacendados es representado por la famlia De Ovando. Los nuevos ricos, o burgueses, que lucraron durante la revolución para ascender en la escala social son representados por Federico Robles quien era un simple peón que se convirtió en banquero potentado. Asimismo se representa a los nuevos profesionales, intelectuales, sirvientas, ruleteros, juniors, estudiantes, poetas, aristócratas internacionales, aventureros, prostitutas, burócratas, espaldas-mojadas, líderes sindicales, abogados, periodistas, ferrocarrileros, embajadores, etc. Destaca Ixca Cienfuegos quien es un intelectual que hace de conciencia de otros personajes,  es un sobreviviente de la urbe que da testimonio de su tránsito, representa a la clase marginada, en ocasiones su diálogo es poético pero a la vez critica a la ciudad y al país que nunca termina de construirse. Ixca Cienfuegos y su madre, Teódula Moctezuma, son una especie de guardianes de la ciudad, sus arquetipos vivos y reales representan el pasado indígena mágico y religioso.

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