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miércoles, 31 de mayo de 2017

Parzival (2ª parte). Wolfram von Eschenbach


Libros V-VI

Parzival busca un refugio para pasar la noche. Un pescador le indica un castillo y el joven caballero será testigo allí de toda una serie de acontecimientos misteriosos. Se alegran manifiestamente de su llegada y, al mismo tiempo, todo el mundo actúa como si estuviera sumido en la tristeza más grande. En la sala de celebraciones Parzival encuentra al pescador y se da cuenta de que es el rey del castillo, Anfortas, que sufre una grave enfermedad. Antes de comer, llevan a la sala una lanza ensangrentada cuya visión arranca lúgubres quejas a los asistentes. Entonces veinticuatro muchachas nobles, en un ritual complicado, ponen sobre la mesa cubiertos preciosos. Al final la reina Repanse de Schoye trae el Grial, que según Wolfram es una piedra que hace surgir de manera misteriosa alimentos y bebidas. Al final, el rey del castillo entrega a Parzival su propia espada de gran valor. Es la última tentativa para inducir al caballero, mudo hasta entonces, a hacer una pregunta que, según nos dice el narrador, habría podido curar al rey enfermo. Parzival, sin embargo, siguiendo las instrucciones de Gurnemanz y creyendo dar pruebas de una conducta cortés y sabia, reprime su curiosidad no preguntando en qué consiste la enfermedad de su huésped o el significado de todo aquel singular ceremonial. 

Cuando Parzival se despierta a la mañana siguiente, el castillo está completamente vacío. Intenta seguir a los caballeros mediante la huella de sus caballos pero la pierde. En lugar de esto encuentra a Sigune por segunda vez en el bosque y ella le dice el nombre del castillo, le habla del señor que habita allí y le revela que él mismo, Parzival, sería ahora un rey poderoso y respetado si hubiese preguntado a Anfortas cuál era su mal: no solamente aquel desgraciado sino toda su corte habría sido liberada. Cuando es forzado a confesar a Sigune que no ha sido capaz de decir una sola palabra de consuelo, ella le maldice y rechaza tener trato con él ahora. Inmediatamente después, Parzival encuentra a otra mujer por segunda vez: es Jeschute. Jurando a su marido Orilus que jamás ha tenido relaciones con ella, redime su torpe comportamiento en el primer encuentro y el marido la restablece en su honor.

Es uno de los nuevos cambios en el comportamiento de Parzival que ahora son recurrentes. Parzival llega por segunda vez a la corte del rey Arturo. Éste se había puesto en camino especialmente para encontrar al "caballero rojo" que se ha vuelto célebre entre tanto. Esta vez Parzival es acogido en la Tabla Redonda con todos los honores de la corte; ha subido hasta la cima de la jerarquía de los caballeros. La  Tabla Redonda se reúne para la comida en común; parece que todas las oposiciones, todas las faltas, todas las rivalidades internas han sido perdonadas y borradas. Aquí el relato abandona provisionalmente a Parzival y es de Gauvain, el sobrino de Arturo, de quien nos habla el narrador. Es otro héroe de la caballería del cual se destaca el respeto hacia los valores corteses, el coraje en la lucha y el valor de su nobleza.

Es justamente en este momento, donde se manifiesta el esplendor y la seguridad en sí misma de la sociedad noble más típica, cuando se presentan dos personajes que destruyen totalmente esta atmósfera de alegría, profiriendo maldiciones y amargos reproches contra el honor caballeresco de Gauvain y Parzival, lo que pone fin inmediatamente a la fiesta: la horrible hechicera Cundrie, la mensajera del Grial, maldice a Parzival y su silencio en el castillo del rey pescador. Ella califica su presencia en la corte del rey Arturo como una vergüenza para la sociedad caballeresca. Por otra parte, atrae la atención de la Tabla Redonda sobre el hecho de que, en el mundo de los caballeros, todo no transcurre tan bien como podría hacer creer la atmósfera alegre de la compañía. Habla de la cautividad de centenares de mujeres y muchachas nobles en el castillo de Schastel Marveile, y algunas de entre ellas están emparentadas con Gauvain o Arturo. Gauvain, en fin, es acusado por Kingrimursel, landgrave de Schanpfanzun, de haber matado a traición al rey de Ascalon y es desafiado a un duelo judicial. 

Es aquí donde se revela la idea superficial que Parzival tiene sobre Dios: explica que su rechazo a hablar en el castillo del Grial fue porque Dios ha rehusado ocuparse de él, cuando podría haber manifestado su poder curando a Anfortas y preservando así a Parzival, su fiel servidor, de la imprecación deshonrosa lanzada por Cundrie. Como en una relación de vasallo a señor, Parzival denuncia su sumisión a Dios; a este error de apreciación de la relación entre Dios y los hombres se añadirá más tarde el odio hacia Dios conforme a las reglas de la caballería. 
El héroe epónimo deja inmediatamente la Tabla Redonda y parte en una búsqueda solitaria del Grial que durará numerosos años. Por esto mismo se convierte en un personaje secundario en la narración de los libros siguientes. Las aventuras de Gauvain aparecen, pues, en primer plano.

Libros VII-VIII

La acción de Parzival y la de Gauvain varían siguiendo la misma problemática pero en perspectivas diferentes: los dos protagonistas siempre están a la espera de restaurar el orden perdido del mundo cortés en tanto que héroes de la caballería. En esta tarea Parzival fracasa generalmente puesto que ha aprendido poco a poco lo hay que saber sobre la caballería y, a causa de esta educación insuficiente, cada vez que encuentra una nueva tarea, siempre más difícil que la precedente, no puede llevarla a buen fin. El comportamiento incorrecto del héroe epónimo procede siempre de los defectos de la sociedad cortés.

Gauvain, al contrario, es desde su aparición la encarnación de la caballería ideal. Él también debe afrontar tareas más y más difíciles en razón de los defectos de la sociedad cortés; pero todos los conflictos a los cuales se enfrenta extraen su origen del hecho de que comprende mal lo que es el amor (es la problemática del amor cortés). Gauvain, sin embargo, se muestra capaz de resolver los problemas que resultan de ello, aunque en el transcurso de los años es incapaz de guardar fidelidad a su esposa (en lo cual se opone a Parzival).

Mientras se dirige a su duelo judicial, Gauvain pasa ante la ciudad de Bearosche y es testigo de preparativos para la guerra: el rey Meljanz de Liz asedia la ciudad de su propio vasallo porque Obie, la hija de este último, ha rechazado su declaración de amor. La situación se complica por el hecho de que Obie acusa erróneamente a su pretendiente de ser un canalla y pide al recién llegado su socorro caballeresco. El honor de Gauvain le ordena responder a esta petición, pero no quiere verse implicado en una batalla porque está obligado a llegar a tiempo y sin heridas a Ascalun. Obilot, la hermana pequeña de Obie, utiliza su encanto infantil para convencer a Gauvain de que intervenga como su caballero en la batalla; Gauvain entonces entra en combate y hace prisionero a Meljanz. Actúa enseguida como hábil intermediario cuando entrega su prisionero a Obilot y logra reconciliar a Meljanz y Obie.

El pasaje central del texto, la declaración de amor de Obilot a Gauvain después de haberla socorrido de manera caballeresca, presenta un aspecto cómico por el hecho de la gran diferencia de edad entre ellos dos; Gauvain se contenta con responder a estos avances dando largas, en el cuadro del amor cortés. Sucede todo lo contrario con la siguiente aventura amorosa. Se trata ahora de Antikonie, la hermana del rey de Ascalun, una mujer seductora esta vez. Pero un serio peligro amenaza la vida del héroe. Gauvain se encuentra con el rey Vergulant cuyo padre mató en una cacería, y el rey le aconseja de que vaya a alojarse en la casa de su hermana en Schampfanzun. Gauvain esconde apenas su deseo a Antikonie, al cual ella deja ver que también responde. Esto les pone a los dos en una situación comprometedora; cuando son descubiertos, la población de la ciudad toma las armas naturalmente pensando que Gauvain tenia intención de violar a la joven. Como Gauvain no está armado, le es muy difícil defenderse cuando el rey Vergulant entra en combate contra él.

Kingrimursel, sin embargo, había dado a Gauvain la seguridad de que podría presentarse libremente en el duelo judicial y no duda en proteger al caballero, incluso contra su propio rey. Después de fuertes discusiones entre los consejeros del rey, se llega a un compromiso que permite a Gauvain salvar las apariencias y dejar libremente la ciudad: el duelo judicial es retrasado y de hecho no va a tener lugar ya que finalmente se probará la inocencia de Gauvain. Pero Gauvain recibe la misión de partir en busca del Grial en lugar del rey.

lunes, 7 de marzo de 2016

Parzival. Wolfram von Eschenbach (1ª parte)


Parzival de Wolfram von Eschenbach (ca. 1170-ca. 1220) es una novela en verso perteneciente a la literatura cortés escrita en alto alemán medio. Se piensa que fue escrita en el primer decenio del siglo XIII. La obra tiene cerca de 25.000 versos y está dividida en 16 libros.
Los diferentes episodios, unidos entre ellos con gran pericia narrativa, nos cuentan las aventuras de dos caballeros que son los héroes principales de la obra: el héroe epónimo (Parzival, es decir Perceval) del cual se sigue su evolución, partiendo del guerrero ignorante que lleva el vestido de un loco hasta ser rey del Grial, por otra parte está Gawain, caballero del rey Arturo que debe afrontar las pruebas más  peligrosas. Por su tema la novela pertenece a la epopeya arturiana, aunque la admisión de Parzival en la Tabla Redonda del mítico rey bretón no es más que una etapa en su búsqueda del Grial.
El tema ha sido fuente de inspiración no sólo para escritores, sino también para artistas y músicos; la realización más destacable es probablemente la adaptación al drama musical realizada por Richard Wagner con su ópera sagrada Parsifal estrenada en 1882.


Libro 1

Consta de un prólogo de presentación de la obra por parte del autor, en el que hace un alegato de las virtudes de los caballeros, como el valor, la constancia y la lealtad; y de las damas, entre las cuales también incluye la lealtad. El amor se presenta como algo positivo y sincero que iguala al hombre y a la mujer

El libro I continúa después con el relato de la vida caballeresca de Gahmuret, padre de Parzival, desde que abandona su país hasta que, después de varias aventuras y haber luchado para el cálifa de Bagdad, llega a África, donde entra al servicio de la reina Belacane de Zazamac. Ambos se enamoran profundamente y, después de vencer él a los caballeros que la están atacando, consuman su relación.

Posteriormente Gahrumet, estando Belakane embarazada, terminará huyendo una noche hacia Sevilla, no dejando de declarar a su mujer en una carta que la ama y sólo le aleja su deseo de aventuras y de regresar a su tierra y haciéndola ver que sería su sueño seguir con ella y que se hiciese cristiana.

Libro 2

Tras llegar a España Gahmuret, se desplaza de Sevilla a Toledo para visitar a su primo Kaylet, el rey de España. Éste ha viajado a Gales, donde se celebra un importante torneo en el que los caballeros más poderosos del mundo se disputan la mano de la reina y el reino mismo. Gahmuret no tarda en llegar allí, donde causa gran expectación por la fama que le precede. Finalmente hace honor a ésta y participa con gran éxito, pero no puede disfrutar de ellos ya allí se entera del fallecimiento de su hermano Galoes y de su madre, cuyo corazón no soportó este golpe tras haber perdido ya a su marido.

Gahmuret no desea el trono de Gales ni a su reina, y sólo ha luchado por su espíritu de caballero, pero la reina Herzeloyde, prendada de él, le hace saber que ella está en su derecho. Él, sin embargo, y aunque sin olvidar a Belakane, sí accede a otro amor que le pretende, el de la reina de Francia, Amphlise, de la que siempre estuvo enamorado. Ésta, recientemente viuda, le ofrece su corazón y su reino.

Finalmente un juez decide sobre el asunto y el honorable caballero debe cumplir con su deber y aceptar a Herzeloyde, olvidándose de Amphlise y Belakane. Finalmente su relación será feliz para ambos, salvo que él es sincero y le dice lo que hizo con Belakane y le pide que pueda ir en busca de aventuras. Así ocurre que el califa de Bagdad está en apuros y vuelve a ayudarle, si bien en este empeño se le acabará la suerte y perderá la vida.

Gahmuret deja tan rápidamente a sus dos esposas que no se entera del nacimiento de sus dos hijos: Feirefilz, el hijo de Belakane, cuyo cuerpo es negro y blanco como el de una urraca, y Parzival, el hijo de Herzeloyde.

Los honores y el recuerdo de su amado no aplacan el dolor de la reina galesa, embarazada de un niño. Ella se dedicará en cuerpo y alma a Parzival, el hijo fruto de su relación con su amado marido. El niño nace sano y grande.

Al final de este libro Wolfram aparece repentinamente para presentarse también como caballero e ironizar sobre la importancia o calidad de la obra que está transmitiendo.

Libro 3

Herzeloyde se retira al bosque de Soltane para proteger a su hijo. Alejada del ambiente de la corte, lleva una vida más humilde y rural en la que incluso prohíbe cualquier educación o información sobre la vida caballeresca. Un simple arco que el mismo se fabrica, así como otras armas arrojadizas como dardos y lanzas, es toda la práctica de estas características que él puede lograr. Si bien se muestra como un niño sensible e incluso temeroso, no tardan en apreciarse sus verdaderas dotes en la caza.

Un día quiere la casualidad que se encuentre varios caballeros cuando está de caza y conoce por ellos mismos en que consiste ser caballero y que un rey llamado Arturo le puede conceder este honor. Tras preguntar a su madre, esta con gran pena tiene que hablarle algo de su propia historia y del oficio de caballero, aunque sólo lo justo, con el afán de no incrementar el interés del joven. No obstante, él está dispuesto a conocer ese mundo y Herzeloyde tiene que acceder a suministrarle un caballo y la vestimenta adecuada. Ella se aprovecha de su ignorancia para darle un mal caballo y disfrazarle de bufón, con la esperanza de que sea pronto rechazado en la corte y regrese.

No obstante, la determinación del joven es total y sólo apunta el amanecer sale en busca de aventuras. Su madre muere de dolor.

Parzival intenta seguir todo los buenos consejos que le dio su madre, como saludar a todas las personas con dignidad y apreciar los conocimientos que le puedan transmitir los ancianos. No obstante, por culpa de su inexperiencia e ignorancia en ese nuevo mundo, los malinterpreta, cuando roba y abusa de una dama, recordando el consejo de su madre de que tomase los anillos de éstas.

Cuando prosigue camino encuentra a la joven Sigune, llorando junto a un caballero muerto. Cuando ambos comienzan a conversar y él la ofrece su consuelo, ésta se da cuenta de que realmente son primos y le habla de su madre, de su padre, y de sus orígenes, incluso le informa de que ese caballero ha muerto por defender sus reinos. Él se lo agradece y continúa todavía más deseoso hacia la corte del rey Arturo. Al llegar allí, frente al palacio, se encuentra con un caballero llamado Ither que está apesadumbrado por un malentendido en el que arrojó vino sobre la mujer del rey Arturo, Genoveva, durante una discusión en la que reclamaba unas posesiones. Éste le pide que en su nombre pida disculpas por este acto y que devuelva la copa en su nombre.

Cuando, no sin cierta mofa y momentos de desconfianza, se le permite conocer al rey Arturo, le hace saber su deseo de ser armado caballero. Él rey, respetuosamente, entreviendo la nobleza y la insuperable belleza del joven, le dice que no puede armarle caballero sin algún mérito y sin poseer armadura.

Finalmente, obedeciendo a su arrojo y e ignorancia juveniles, irá a reclamar su armadura al caballero que había encontrado antes. Ither le dice que si el rey Arturo se la ha ofrecido, también le habrá ofrecido su vida, y comienza a luchar con él. Inesperadamente, y aunque Parzival desconoce que es un arma prohibida en la caballería, se defiende arrojándole un dardo que le atraviesa la cabeza. Conseguida su primera victoria, y sin dar en un primer momento más importancia a su villano acto, se apodera del caballo y la armadura de Ither.

En su interior las armas que ha robado hacen de él un caballero. Sin embargo ( y esto es característico), continúa llevando el vestido de loco bajo su armadura.

No se lo quitará más que en la etapa siguiente de su viaje, en casa del rey Gurnemanz de Graharz, que le recibe como un hijo al reconocer su noble origen e intentar llenar el vacío de sus tres hijos muertos.Le enseña las reglas de la vida y la manera de combatir de los caballeros; es solamente en este momento que Parzival aprende verdaderamente lo que es el comportamiento cortés (que debe ser igualmente humano): aprende a tener vergüenza y deja su vestido de loco, aprende el ritual de la misa y las reglas de la cortesía. Es puesto así exactamente al corriente de todo lo que debe saber para mantener su rango en el mundo como señor y como futuro esposo. La intención de Gurnemanz es que se convierta en su heredero y se case con su hija Liase, pero Parzival le dice que debe ganarse el derecho de ser caballero antes de regresar para cumplir este deseo.

Cuando deja Graharz al cabo de 14 días, se ha convertido en un caballero perfecto en el sentido del mundo arturiano. Desgraciadamente, poniéndole en guardia contra las preguntas inútiles, Gurnemanz origina un grave contratiempo que Parzival conocerá más tarde.

Libro 4

En la ciudad de Belrepaire, Parzival realiza sus pruebas de caballero liberando a la reina Condwiramurs de los pretendientes que la corte le imponía; obtiene la mano de la reina y se convierte en el dueño del reino poniendo orden en los asuntos de éste. Sin embargo, tal como su padre había hecho antes del parto de su mujer, deja a Condwiramurs para visitar a su madre ya que ignora que ha muerto.