martes, 22 de enero de 2013

A puerta cerrada (Huis Clos). Jean Paul Sartre


A puerta cerrada (Huis Clos) es una obra de teatro de Jean Paul Sartre escrita en 1944. Se estrenó en el Théâtre du Vieux-Colombier en mayo de 1944.
Es una descripción de la otra vida en la que tres personajes fallecidos son castigados a estar encerrados juntos en una habitación por toda la eternidad. Es la fuente de una de las frases más famosas de Sartre y a menudo malinterpretada, l'enfer, c'est les autres (El infierno son los otros), usualmente tomada para referirse a la gente en general, pero en el contexto de la obra queda claro que significa que cierta otra gente puede ser la más efectiva forma de infierno.

Tres almas condenadas, Garcin, Inés y Estelle son llevadas a la misma habitación en el infierno por un misterioso criado. Todos habían esperado instrumentons de tortura medievales para castigarles durante toda la eternidad, pero en lugar de ello encuentran una simple habitación amueblada al estilo del Segundo Imperio francés. Ninguno de ellos admite la razón por la que fue condenado: Garcin dice que fue ejecutado por ser un pacifista, mientras que Estelle insiste en que se cometió un error con ella.


Inés, sin embargo, pide que todos paren de mentirse a si mismos y confiesen sus crímenes. Ella rechaza creer que terminaron en la habitación por accidente y pronto se da cuenta de que han sido colocados juntos para atormentarse los unos a los otros. Garcin sugiere que intente cada uno aislarse de los otros, pero Inés empieza a cantar acerca de una ejecución y Estelle trata de encontrar un espejo. Inés trata de seducirla ofreciéndose a ser su “espejo” y decirle todo lo que ve, pero en vez de esto termina asustándola.

Después de discutir, deciden confesar sus crímenes para saber lo que puede esperarse de cada uno. Garcin engañó y maltrató a su esposa; Inés sedujo a la esposa de su primo mientras vivía con ellos; y Estelle tuvo una aventura y luego mató al hijo resultante. A pesar de sus revelaciones continúan enervándose más. Garcin finalmente se rinde a los intentos de Estelle para seducirle, lo que enloquece a Inés. Garcin pide a Estelle que le diga que él no es un cobarde por intentar abandonar su país durante la guerra. Mientras ella cumple su petición, Inés le dice que Estelle le hace caso sólo para estar con un hombre. Esto causa que Garcin intente escapar. Después de intentar repetidamente abrir la puerta, ésta se abre súbitamente, pero es incapaz de irse. Dice que no podrá salvarse hasta que Inés tenga fe en él. Ella se niega diciendo que es obvio que es un cobarde y prometiendo atormentarle para siempre. Estelle, enfurecida por el trato que da a Garcin, intenta matar a Inés, apuñalándola repetidamente. Como todos están muertos ya, este ataque no consigue nada. Perpleja, Inés incluso se apuñala a si misma. Conmocionado por lo absurdo de su destino, Garcin concluye que “el infierno son los otros”, no los instrumentos de tortura o el castigo físico, sino el tormento dado por aquéllos de los que no se puede escapar. La obra termina con los tres uniéndose en carcajadas antes de resignarse a pasar el resto de la eternidad juntos.

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