miércoles, 26 de junio de 2013

Los virreyes (I Vicerè). Federico de Roberto


Los virreyes (I Vicerè, 1894) es la más famosa novela de Federico De Roberto (1861-1927), con el trasfondo de los acontecimientos del Risorgimento en el Sur de Italia aquí narrados a través de la historia de una familia noble de Catania, los Uzeda Francalanza, descendientes de un antiguo virrey español de Sicilia en la época de Carlos V .

La novela se divide en tres partes: la primera parte comienza con la muerte de la vieja princesa Teresa, cruel y déspota, el nombramiento de los herederos, el primogénito Giacomo y el predilecto hijo tercero Raimondo, dejando sólo legados menores a los otros hijos: Angiolina y Lodovico, religiosos ambos, Clara, esposa del marqués de Villardita, Ferdinando y Lucrecia, solteros. Mientras surgen desacuerdos familiares acerca de la división de la herencia, el príncipe Consalvo, hijo de Giacomo, es enviado a estudiar al convento de San Nicolás, donde ya viven sus tíos Lodovico y Blasco. Raimondo empieza una relación con Isabella Fersa, mientras Lucrezia se enamora del joven abogado liberal Benedetto Giulente. Con el desembarco de los Mil en Sicilia, el tío Gaspare es popular entre los revolucionarios por sus simpatías liberales. Benedetto Giulente se une a los partisanos y es herido en la batalla del Volturno. Regresa a Catania recibido como un héroe. Tras vencer la resistencia de la familia, Lucrecia se casa con él. Clara, finalmente embarazada después de una larga espera, da a luz un feto monstruoso que muere inmediatamente. Después del plebiscito, que consagra la unificación de Italia, Gaspare es elegido diputado en 1861, cargo que va a utilizar para hacerse rico.


La segunda parte sigue la suerte de la familia hasta 1870. Raimondo deja a su esposa Matilde, porque a través de su influencia los Uzeda obtienen la anulación de su matrimonio. Raimondo e Isabella se casan poco después. La prima Graziella, tras la muerte de su marido, a menudo visita el palacio de los Uzeda y se casa con Giacomo en cuanto éste enviuda. En 1867 el convento de San Nicolás se suprime, y Blasco invierte la riqueza sustraída del convento en letras del Tesoro y en la tierra que perteneció al propio monasterio. Por conveniencia se convierte en adepto al liberalismo y en partidario del nuevo estado celebrando la captura de Roma. Consalvo, finalmente deja el monasterio, llevando una vida disoluta mientras la relación entre él y su padre empeora. Ferdinando, gravemente enfermo de cuerpo y mente, muere.

La tercera parte está dominada por los acontecimientos relacionados con Consalvo y Teresa, hijos de Giacomo. Después de un viaje al continente y el extranjero, Consalvo decide seguir una carrera política, con la ayuda de sus habilidades como orador y la influencia de su tío Gaspare. Teresa se enamora, siendo correspondida, de su primo Giovannino, pero sucumben a sus familias y Teresa viene a bien a casarse con el indiferente Michele, el hermano de Giovannino. La imposibilidad de su amor lleva a Giovannino al suicidio. Giacomo, gravemente enfermo y en malas relaciones con Consalvo, le deshereda poco antes de su muerte, pero esto no impide los proyectos del joven, que se hace popular como concejal y alcalde. La novela termina con las primeras elecciones directas de 1882. Consalvo, borbónico y reaccionario, pretende tener ideas de izquierda y es elegido triunfalmente. Está convencido de que - más allá de cualquier cataclismo histórico - nada realmente puede cambiar y que los privilegiados deben adaptarse a las nuevas situaciones políticas, pudiendo sólo así mantener intactos el dominio y el poder.

Esta "historia familiar" se inspira en el principio positivista y naturalista de la raza (herencia), con todas sus consecuencias. Los miembros de la familia Uzeda están unidos por la raza y la sangre vieja y corrompida, debido a los muchos matrimonios consanguíneos. Lo que surge de esta familia es la codicia, la lujuria del poder, la mezquindad y el odio que los componentes se tienen entre sí, alimentando en cada uno una diferente monomanía patológica. Cada miembro de la familia tiene una historia marcada por la corrupción moral y biológica, que también es evidente en su apariencia y deformidades físicas.

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