martes, 27 de octubre de 2015

El gatopardo (Il Gattopardo). Giuseppe Tomasi di Lampedusa


El gatopardo (traducción conscientemente errónea de Il Gattopardo, cuyo significado real es El leopardo jaspeado y se refiere específicamente al llamado en italiano gattopardo africano, conocido en español como serval), es una novela escrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957) entre finales de 1954 y 1957. Rechazada en un principio por las editoriales Einaudi y Mondadori, fue publicada póstumamente por la editorial de Giangiacomo Feltrinelli con prólogo de Giorgio Bassani. En 1959 obtuvo el Premio Strega, y en 1963 Luchino Visconti la adaptó al cine.

El gatopardo narra las vivencias de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, y su familia, entre 1860 y 1910, en Sicilia (Palermo y Palma di Montechiaro). El título se refiere al leopardo jaspeado o serval (en italiano, gattopardo) que aparece en el escudo de armas de la familia Salina.
En mayo de 1860, tras el desembarco de Garibaldi en Sicilia, Don Fabrizio (personaje inspirado en Giulio IV di Lampedusa, bisabuelo del autor) asiste con distancia y melancolía al final de una época. La aristocracia, representada por el Príncipe Fabrizio, comprende que el final de su supremacía se acerca: es el momento de que se aprovechen de la situación política los burócratas y la burguesía, las nuevas clases sociales emergentes que sacarán provecho del nuevo régimen generado por la unificación italiana. Don Fabrizio, perteneciente a una familia de rancio abolengo, se indigna al saber que su sobrino Tancredi Falconeri, a pesar de combatir en las filas garibaldinas, es lo bastante oportunista para intentar aprovecharse de la situación y adaptarse al nuevo sistema político. No obstante, el Príncipe Fabrizio se tranquiliza al notar que al menos Tancredi no será reducido a la insignificancia política y social.

Cuando, como todos los años, el Príncipe se traslada con toda su familia a la residencia estival de Donnafugata, se encuentra a un nuevo alcalde, Don Calogero Sedàra, un prestamista y usurero burgués de origen humilde que se ha enriquecido y ha hecho carrera como político, junto a su hija Angélica, una joven de gran belleza. El joven Tancredi había manifestado interés en casarse con Concetta, la primogénita del Príncipe, pero es rechazado por Concetta cuando Tancredi narra en una cena, donde acuden el Príncipe, Don Calogero, y Angélica, una de sus aventuras con los camisas rojas de Giuseppe Garibaldi, cuando junto a un compañero llamado Tassoni incursionaron en un convento de monjas.
Al día siguiente la familia Salina acude a un convento de monjas, al cual tiene acceso privilegiado sólo el Príncipe Fabrizio y su confesor, el padre Pirrone. Repentinamente Tancredi solicita también entrar al convento, alegando que "una interpretación de sus palabras le permitiría la entrada" pero Concetta le comenta amargamente que él ha estado antes en un convento, recordando la "aventura" con Tassoni que había narrado en la cena. Desde entonces las relaciones ente Concetta y Tancredi se enfrían.
Poco después Tancredi pide a su tío Fabrizio que interceda ante Don Calogero para casarse con Angelica, fascinado probablemente por su gran belleza, pero sobre todo porque Tancredi ambiciona hacer carrera en la política del Reino de Italia y para ello precisa vincularse con un burgués cercano al nuevo régimen. Por su parte Don Calogero acepta el pedido de Tancredi para ganar "respeto" ante los campesinos que conocen de su origen pueblerino y le desprecian por su actividad de usurero, mientras que Angélica desea un esposo ambicioso con el cual "proyectarse" a una posición social superior a la de su padre. El Príncipe visita el pueblo de Donnafugata junto con el organista Don Ciccio, para conocer cómo se desarrollan allí el plebiscito de anexión al Reino de Italia. El Príncipe Fabrizio se entera por Don Ciccio que la población ha votado "de forma unánime" a favor de la anexión, pero que tal resultado se debe a un masivo fraude electoral ejecutado por Don Calogero y sus colegas, deseosos de mantener buenas relaciones con el régimen a toda costa; el Príncipe Fabrizio reflexiona que esta conducta deshonesta destruye todo el atractivo que la unificación italiana aún tenía entre el pueblo siciliano, conocedor del engaño tramado por los poderosos.
Otro episodio significativo es la llegada a Donnafugata de un funcionario piamontés, Aimone Chevalley de Monterzuolo, que ofrece a Don Fabrizio la posibilidad de ser senador del nuevo Reino de Italia. Sin embargo, el Príncipe rechaza esta oferta alegando que está demasiado ligado al antiguo régimen de los Borbones y que la Casa de Saboya desconoce la situación real de los sicilianos, tanto aristócratas como campesinos, diciendo que "su orgullo es más fuerte que su miseria".
Poco después Angélica y Tancredi visitan al Príncipe y se instalan por unos días en su amplia mansión, donde aún viven Concetta y sus hermanas, uniéndose poco despúés el Conde Carlo, amigo de Tancredi que vanamente corteja a Concetta.

La acción pasa al año 1862 cuando la familia Salina acude a un baile en Palermo, donde se da cita la aristocracia siciliana junto a los burgueses ricos, en el cual el Príncipe reflexiona sobre su pasado, su vida con su esposa, y la felicidad fugaz de Tancredi con Angélica, sabiendo que su boda significa el fin de un mundo regido por la aristocracia y el inicio de una época "dominada por intereses más inmediatos" pues el Príncipe Fabrizio conoce las verdaderas ambiciones de Tancredi y las de Angélica.

La vida del Príncipe a partir de ese momento transcurre con monotonía y desconsuelo, hasta la muerte, que le llega en una anónima habitación de hotel en 1883, cuando regresaba de Nápoles, adonde había acudido para una consulta médica.

En su casa permanecerán las tres hijas solteras, amargadas por su vida cerrada y solitaria, lideradas por Concetta, dedicadas a coleccionar falsas reliquias de santos. La acción se traslada a más de cuarenta años después, al año 1910, cuando repentinamente la ya anciana Concetta recibe la visita de Angélica; para esa fecha Tancredi ha muerto tras una agitada carrera política y la envejecida Angélica sufre problemas de salud. Angélica ofrece usar sus influencias para que el obispado de Palermo no ridiculice a las hermanas Salina por su colección de reliquias falsas y le indica que a la reunión se unirá el anciano senador Tassoni, viejo amigo de Tancredi y ex amante de Angélica.
Allí Tassoni revela que la broma de Tancredi sobre "entrar en el convento" era una forma de declarar su interés en casarse con Concetta, y que con los años Tancredi se arrepintió de su boda con Angélica. Ello causa que Concetta tome conciencia de su responsabilidad y se vea forzada a no culpar más a Tancredi y al Príncipe por su destino. Días después, Concetta, en un gesto decidido, dispone arrojar a la basura el cuerpo taxidermizado de la mascota de su padre, el perro Bendicó, el único recuerdo que hasta ese momento no le causaba ningún dolor. El perro pasa a ser así un símbolo del pasado que, definitivamente, se pierde, adoptando mientras es arrojado por la ventana la forma de un Gatopardo, el emblema de la familia. "Luego todo se apaciguó en un montoncito de polvo lívido".

En ciencias políticas se suele llamar "gatopardista" o "lampedusiano" al político que inicia una transformación política revolucionaria pero que en la práctica sólo altera la parte superficial de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial de estas estructuras. Así, la novela muestra cómo la aristocracia absolutista del Reino de las Dos Sicilias es expulsada del poder político para instaurar la monarquía parlamentaria y liberal del Reino de Italia pero ello no implica transformar las estructuras de poder: la burguesía leal a la Casa de Saboya simplemente sustituye a los aristócratas como nueva élite que acapara para sí todo el poder político, recurriendo incluso al fraude electoral bajo una apariencia democrática.

viernes, 23 de octubre de 2015

Muerte de dama (Mort de dama). Llorenç Villalonga


Muerte de dama (Mort de dama) es la primera novela del escritor mallorquín Llorenç Villalonga (1897-1980), publicada por primera vez en 1931 en catalán. Es considerada como una de las primeras novelas modernas en lengua catalana de las Islas Baleares. Se trata de una novela psicológica y satírica, donde el autor lleva a cabo una crítica prácticamente de todos los sectores de la sociedad mallorquina coetánea exceptuando a la Iglesia. Esta crítica causó gran controversia entre los lectores de la sociedad del momento, que hizo una valoración negativa de la novela. Villalonga mismo la dedicó "a todos los que no se enfaden con ella".
La publicación de la novela no pasó desapercibida para gran parte de la sociedad mallorquina. La obra recibió críticas duras a causa de su tono sarcástico. Desde la izquierda a la derecha, conservadores y progresistas, catalanistas y anticatalanistas, todos criticaron duramente y cruelmente la obra de Villalonga. Sin embargo, parece que la nobleza, aunque también fue criticada, se quedó impasible, quizá porque no la leyó o porque no oyó hablar de ella.
Un ejemplo de esta crítica a la obra fue la realizada por miembros de la generación poética llamada Escola mallorquina, a pesar de que ésta pueda resultar un tanto contradictoria. Aunque estos autores querían que apareciese una novela mallorquina en catalán y promoverla, no pudieron aceptar Mort de dama como tal y procedieron a rechazarla por la virulenta forma en que la criticaba.
Entre las diversas críticas que recibió Villalonga, destaca la de Miquel Ferrà en un artículo en el periódico El Día, en el cual habla muy negativamente de los personajes y de los diálogos, también de la ironía usada, el lenguaje y el modelo de realismo viperino. Llegó a aconsejar a Villalonga que abandonase el cultivo de las letras. No obstante, intelectuales como Gabriel Alomar, Joaquim Verdaguer y Màrius Verdaguer tuvieron una impresión positiva de la obra. En Catalunya, la novela pasó casi desapercibida.

En la novela, Villalonga elabora en torno a la agonía de una aristócrata, el acta notarial del hundimiento de una Mallorca que muere con ella. Construye este fresco de época a través de unos personajes paradigmáticos, verdaderos arquetipos. Así, la ambivalencia del autor hacia el mundo de los aristócratas mallorquines se nos presenta a partir del dualismo representado por doña Obdulia Montcada y doña Maria Antònia, la baronesa de Bearn; chabacana y libidinosa, vulgar, la primera; discreta y elegante, paradigma de una vieja cultura, la segunda. También surgen, alrededor de la agonía de doña Obdulia, otros personajes típicos del mundo isleño: Aina Cohen, la poetisa judía y reprimida en la que el autor quiso satirizar a la Escola mallorquina, los poetas novecentistas de la isla; el marqués de Collera, adornado con todas las incompetencias del político mallorquín de la Restauración y quizá de todas las épocas, y un coro de voces mesocráticas en boca de personajes secundarios, caricaturas de ellos mismos. Lejos de la ciudad antigua, en los barrios de Gènova y El Terreno, se agita un mundo nuevo de extranjeros que hablan lenguas bárbaras, con mujeres que fuman, beben whisky y nadan en invierno.

Con estos personajes, Villalonga elabora una sátira de la vida mallorquina de los años veinte. Sátira y esperpento ofensivos que no le fueron perdonados.