jueves, 29 de noviembre de 2012

El misterio de Marie Rogêt (The Mystery of Marie Rogêt). Edgar Allan Poe



El misterio de Marie Rogêt, a menudo subtitulado como “Una secuela a Los asesinatos de la Calle Morgue”, es una narración breve de Edgar Allan Poe escrita en 1842. Es la primera narración policíaca basada en hechos reales. Apareció por primera vez en la revista Snowden Ladies Companion en tres entregas: noviembre y diciembre de 1842 y febrero de 1843.

C. Auguste Dupin, el detective de Poe, y su compañero el Narrador desconocido acometen el asesinato no resuelto de Marie Rogêt en París. El cuerpo de Marie, una empleada de perfumería, es encontrado en el río Sena y los periódicos se toman un inusitado interés por el misterio. Dupin señala que los periódicos “crean una sensación... más que promover la causa de la verdad.” Así y todo, Dupin utiliza los periódicos para meterse en la mente del asesino.

Dupin utilizas sus dotes de raciocinio para determinar que un único asesino tuvo que ver con el crimen. El asesino arrastró a la chica por su cinturón de tela antes de arrojar su cuerpo desde una barca al río. Encontrar esa barca, sugiere Dupin, conducirá a la policía hasta el asesino.


La narración está basada en el asesinato real de Mary Cecilia Rogers. Rogers desapareció el 4 de octubre de 1838 en Nueva York . El asunto fue conocido como “el caso de la bella cigarrera”. Sólo unos días después los periódicos anunciaron su retorno. Se dijo que se había fugado con un oficial de la marina. Tres años más tarde, el 25 de julio de 1841, desapareció otra vez. Su cuerpo fue encontrado flotando en el río Hudson el 28 de julio en Hoboken (Nueva York). Los detalles que rodearon el caso sugerían que fue asesinada. La muerte de la chica recibió la atención de la nación entera durante semanas. Meses más tarde, con la investigación todavía en marcha, se encontró muerto a su novio, que se había suicidado. A su lado se encontraron una nota de arrepentimiento y una botella vacía de veneno.

Escribiendo acerca del asesinato de Rogers la secuela a Los asesinatos de la calle Morgue, Poe intentó resolver el mencionado enigma creando una historia policíaca. Como Poe escribió en una carta en 1842: “bajo la pretensión de mostrar cómo Dupin ... descubría el misterio del asesinato de Marie, yo, de hecho, entré en un análisis muy riguroso de la tragedia real de Nueva York”. Poe situó así la narración en París usando los detalles de la tragedia original. Aunque hubo un intenso interés por parte de los periódicos y Poe inmortalizó de alguna manera el asunto, el crimen permanece como uno de los asesinatos más misteriosos y no resueltos de Nueva York. El misterio de Marie Rogêt, sin embargo, es probablemente la primera narración policíaca basada en un crimen real.

viernes, 16 de noviembre de 2012

La ciudad y los perros. Mario Vargas Llosa

 La ciudad y los perros es la primera novela del escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010. Galardonada con el Premio Biblioteca Breve en 1962, fue publicada en octubre de 1963 y ganó el Premio de la Crítica Española. Originalmente el autor la tituló La morada del héroe y luego Los impostores. Su importancia es trascendental pues abrió un ciclo de modernidad en la narrativa peruana. A la par con otras obras de diversos autores de Latinoamérica, dio inicio al llamado “boom latinoamericano”. Ha tenido múltiples ediciones y ha sido traducida a decenas de idiomas.

La obra narra las vivencias de los alumnos internos del Colegio Militar Leoncio Prado en especial de Alberto Fernández “el Poeta”, El Jaguar, Ricardo Arana “el Esclavo”, el serrano Cava, El Boa, el Rulos, el brigadier Arróspide y el negro Vallano, los cuales cursan el último año de secundaria, primera sección, y están deseosos de salir de una vez del hoyo en donde se encuentran. De todos ellos, el más apocado es Ricardo Arana, por lo que siempre resulta humillado por sus congéneres, recibiendo por ello el apodo de “El Esclavo”; es el único que no logra adaptarse y se siente ajeno a todo el colegio a pesar de convivir día y noche con sus compañeros en las aulas y en las cuadras (dormitorios).
Todos los días los alumnos se levantan temprano para formarse y recibir sus clases. El teniente Gamboa dirige la formación y castiga a los tres últimos en alinearse. El estilo de vida de los internos es pesado y denigrante para algunos. La narración se remonta a tiempo atrás, cuando Alberto Fernández y sus compañeros recién ingresan al colegio para cursar el tercer año de secundaria, y reciben "el bautismo" por parte de los alumnos de cuarto, del que también participan los de quinto. Este "bautismo" consistía en tratarlos de forma denigrante frente a los miembros del colegio como a "perros", apelativo con que se les conocía a los alumnos de grados inferiores. El Jaguar es el único al que no le pueden “bautizar”, pues se opone con violencia e incluso vence en la pelea a un alumno de cuarto. Como el “bautismo” duraba un mes, El Jaguar y los alumnos de su misma sección deciden formar un "Círculo", para defenderse y vengarse de los alumnos de cuarto año. El "Círculo" es descubierto por el teniente Gamboa y toda la sección es castigada. No obstante, El Jaguar mantiene el grupo, pero reducido a sus tres amigos más cercanos: el serrano Cava, el Rulos y el Boa. Todos ellos, entre otras “hazañas”, roban uniformes para revenderlos, organizan el ingreso de licor y material prohibido en el Colegio (revistas eróticas, cigarrillos, etc.), realizan juegos de dados y naipes, y planifican el robo de las respuestas de los exámenes; la novela empieza precisamente en el momento en que se realiza el robo del examen de química. Pero el serrano Cava, a quien se le encarga tal misión, no tiene cuidado y rompe el vidrio de una ventana, por lo que los del “Círculo” temen ser descubiertos. Sin embargo, confían en que todos sean discretos y no delaten nada. Pero esa misma noche, El Esclavo y Alberto se hallan de imaginarias (guardias por turnos) y se enteran del robo.


 Alberto y El Esclavo empiezan a hacerse amigos y se cuentan sus intimidades. El Esclavo deseaba salir el fin de semana para visitar a una chica llamada Teresa, vecina suya, de la que estaba enamorado, pero a la que aún no se atrevía a declararse. Alberto, conocido como el Poeta, era muy solicitado por los cadetes para escribir cartas de amor a las enamoradas y novelitas eróticas, y el Esclavo le pide que le escriba unas cuantas cartas. Durante el examen de química, un papel enrollado con las respuestas del examen cae en la carpeta de Alberto, pero Gamboa lo descubre y ordena al responsable ponerse de pie. El Esclavo se levanta declarándose culpable y Gamboa le confina a no salir el fin de semana. Ese mismo sábado Alberto decide aprovechar su salida para ir donde la célebre “Pies Dorados”, una meretriz del jirón Huatica, en el distrito de La Victoria; al mismo tiempo se ofrece para llevar una carta del Esclavo para Teresa, quien vivía en el distrito de Lince. Alberto invita al cine a Teresa, y empieza a enamorarse de ella, aunque en el fondo se siente mal por faltarle así a su amigo. Regresa a casa, en Miraflores, a pasar la noche, ya sin ganas de ir donde la “Pies Dorados”.
Como era de temer, se descubre el robo de las preguntas del examen de química, y el teniente Gamboa confina a los alumnos que estaban de imaginarias esa noche, es decir, al Esclavo y Alberto, impidiéndoseles la salida hasta que descubriesen al responsable. El Esclavo, quien ya tenía una seguidilla de confinamientos, no aguanta más el castigo y en vez de “tirar contra” (salir furtivamente del colegio), prefiere delatar al culpable, Cava; éste es degradado y expulsado. Dicho castigo era terrible pues el alumno así expulsado perdía todos los años que había cursado.
El Jaguar y los demás del Círculo juran descubrir al soplón (delator) y darle un merecido castigo. Mientras tanto, El Esclavo obtiene permiso para salir del Colegio esa misma tarde y poder así visitar a Teresa. Alberto siente celos, porque también se ha enamorado de Teresa y escapa del colegio para adelantarse al Esclavo. Cuando llega donde Teresa se entera que aún no la había visitado el Esclavo. Alberto aprovecha la ocasión para declarar su amor y Teresa le corresponde. El Esclavo no llega a visitar ese día a Teresa pues sus padres le impiden salir de casa.
La vida en el colegio parece seguir su rutina habitual, pero ocurre entonces un incidente trágico. Durante una salida de práctica de tiro, hacia un descampado en las afueras del colegio, el teniente Gamboa hace las formaciones para escalar una pequeña elevación de terreno, pero en el momento de la maniobra, un alumno cae desplomado al suelo. Era El Esclavo; nadie lo nota hasta momentos después, cuando lo descubren gravemente herido. Una bala, al parecer de manera accidental, le había impactado en la cabeza.
El Esclavo es llevado a la clínica del colegio pero fallece poco después. Se celebran sus exequias ante todo el colegio. Los oficiales del colegio explican que el cadete fue víctima de su propio error, al enredarse con el gatillo de su arma y caer al suelo, disparándose; en realidad ocultan el hecho comprobado de que el disparo había venido de atrás. Sospechan un error en las maniobras y responsabilizan a Gamboa y a los otros oficiales por no ser cuidadosos, pero a fin de evitar un escándalo, mantienen la tesis oficial del error del cadete.


 Toda la sección queda impactada por el suceso. Alberto no cree en la versión oficial de la muerte y empieza a sospechar que fue un acto de venganza del Círculo, por lo de la delación del robo del examen de química. El hecho de que El Jaguar se hallara inmediatamente detrás del Esclavo al momento de las maniobras le hace convencer más en su sospecha. Atormentado por esta idea sale del colegio y se dirige donde Teresa, a quien cuenta el triste suceso; ella, confundida ante tal noticia, se limita a responderle que conocía muy poco a Ricardo, pese a que era su vecino, y trata de consolar a Alberto, preguntándole qué otra cosa más le preocupaba. Alberto se molesta con Teresa, creyéndola indiferente ante la muerte de su amigo, y ambos terminan peleando. Al final Alberto se despide de Teresa, con el presentimiento de que ya no la volvería a ver más.
Alberto visita al teniente Gamboa en su domicilio y acusa al Jaguar del asesinato del Esclavo. A la vez, delata el tráfico de licor y cigarrillos, los juegos de dados y el robo de uniformes que el Círculo realiza a escondidas en las cuadras. Gamboa trata de llevar el caso a una real investigación; por lo pronto empieza por encerrar al Jaguar en un calabozo de la Prevención, y realiza una inspección en las cuadras, donde comprueba lo dicho por Alberto, pero en cuanto a la acusación de asesinato, esta no prospera por falta de pruebas concretas. Alberto insiste en su denuncia; entonces el oficial de mayor graduación, un coronel, le llama a su oficina y le exige que deje de insistir pues de lo contrario su versión sería fácilmente rebatida, ya que la inspección realizada en las cuadras sacó también a luz sus muy solicitadas “novelitas eróticas”, lo que demostraría su gran imaginación y su nula confiabilidad como testigo. Además, sería expulsado por pervertido sexual y ningún colegio lo recibiría. Alberto declina entonces y no insiste más en su denuncia. Por el momento es recluido en el calabozo donde estaba El Jaguar, a la espera de la orden del teniente para enviarlo de regreso a la cuadra. El Jaguar y Alberto discuten. En todo momento el Jaguar niega ser el asesino del Esclavo; Alberto, por su parte, confiesa que él fue quien le acusó ante el teniente. Ambos se agarran a golpes, llevando Alberto la peor parte. Luego de pasar por la enfermería, regresan a la cuadra.
Toda la sección, encabezada por el brigadier Arróspide, cree que el Jaguar fue quien delató lo del licor y los cigarrillos, y se vuelven en su contra; varios alumnos lo rodean y lo golpean brutalmente. A pesar de ello, El Jaguar no delata a Alberto como el verdadero soplón, pero se siente muy mal al verse tratado así por sus compañeros a quienes desde un inicio había enseñado a defenderse de los abusos de los mayores. Por su parte, el teniente Gamboa se siente decepcionado de sí mismo. El incidente le hace caer en desgracia ante sus superiores, quienes deciden enviarlo a Juliaca. Antes de su partida, el Jaguar le entrega un escrito, confesando que mató al Esclavo, creyendo que con esa confesión el teniente sería rehabilitado, pero éste le responde que ya es demasiado tarde, pues el Ejército había ya decidido que la muerte de Ricardo fue accidental a fin de evitar un escándalo mayúsculo; lo único que le pide al Jaguar es que cambie de actitud y saque algún provecho de lo sucedido.
Más adelante, tiempo después de terminar el colegio, Alberto, quien ya se ha olvidado de Teresa, se prepara para ir a los Estados Unidos a medida que los recuerdos del Colegio Leoncio Prado van haciéndose más distantes, impersonales. Conoce a una nueva integrante de su barrio, Marcela y se enamora de ella. Por otro lado, El Jaguar consigue un empleo y se reencuentra con su amor de la infancia, Teresa (la misma que fuera enamorada fugaz del Esclavo y de Alberto), con quien contrae matrimonio, cambiando así la imagen que hasta ese momento el lector se había hecho del Jaguar, convirtiéndose en un personaje más complejo de lo esperado. Lo singular del relato es que a lo largo de él se intercala la historia del Jaguar previa a su entrada en el Colegio Militar aunque sin mencionar su apelativo; y solo al final el lector poco atento a los detalles de la historia se entera que se trata del mismo.

domingo, 4 de noviembre de 2012

El valle del Issa (Dolina Issy). Czeslaw Milosz



El renombrado poeta polaco-lituano, Czeslaw Milosz (1911-2004), premio Nobel en 1980, elaboraba su poesía con la claridad de la prosa y su prosa con un ritmo fluido y densidad de ideas. Su novela acerca del paso de la adolescencia a la conciencia adulta, El valle del Isa (1955), es un ejemplo maravilloso de cómo el lirismo meditativo puede constituirse en una novela.

La novela está situada en los bosques salvajes de la Lituania central cerca de donde Milosz pasó los veranos de su juventud en casa de sus abuelos. El personaje central, Thomas, es un estudiante adolescente perteneciente a una familia aristocrática polaca, que va a casa de sus abuelos a pasar el verano. El abuelo Surkont es el modelo del noble lituano-polaco que se esfuerza en mantener a su casa y a los aldeanos felices, a pesar de los violentos cambios que amenazan con tragarse ese paraíso olvidado. La época en que transcurre la novela es justo después de la Primera Guerra Mundial, cuando la joven república de Lituania lucha por su independencia después de siglos de dominación extranjera: por los rusos a nivel estatal, por los terratenientes polacos a nivel local. El señorito polaco Thomas es lanzado abruptamente a un mundo fresco y vibrante, completamente alejado de la rápida vida urbana que ha conocido hasta entonces. Aquí en las aldeas y casas alrededor del río Issa, el mundo es pagano y lituano. Los antiguos espíritus y dioses habitan en las mentes y las almas de los campesinos lituanos que pueblan el nuevo mundo de Thomas. Y lo que es más importante, Thomas encuentra una nueva pasión, que le enseña más que cualquier libro escolar: el rico y primitivo mundo natural.


Más que nada, la novela de Milosz es un gigantesco poema meditativo en prosa sobre la forma y el funcionamiento de la naturaleza. Frase tras frase destila un respeto casi religioso por el Issa azul cobalto lleno de nenúfares, por los bosques impenetrables de pinos negros, que es el hogar de las becadas con la cabeza en forma de bala, los ciervos de matices siena, las temibles víboras de cuerpo negro y capucha roja cuyo mordisco letal acabaría con el más fuerte de los hombres antes de que pudiera decir Jesús, el hogar de una infinita variedad de pájaros e insectos. Thomas es capturado inmediatamente por un entorno así y se dispone a convertirse en “naturalista”. En el valle del Issa esto significa ser “cazador”. Thomas pronto se une al cazador local, Romauld, que le inicia en las artes de seguir rastros, acechar y atrapar a la presa. Thomas desea con todas sus fuerzas aprender este arte antiguo pero fracasa lamentablemente. Siempre un paso por detrás, demasiado indeciso para tirar del gatillo, fracasa en lograr una gran presa. Al final mata una ardilla. La muerte deliberada de esta víctima inocente e insospechada provoca en Thomas una iluminación dolorosa. A través de sus lágrimas de remordimiento y la angustia de la culpa, Thomas crece instantáneamente. Ha tomado una vida, de este modo pierde la inocencia. Esta metáfora de la caída del hombre es el punto central del libro.

Este clímax en la vida de Thomas subraya el tema central de la obra de Milosz: estamos inextricablemente unidos a nuestro entorno, esclavos de un mundo exterior brutal y hermoso que nos tiene en sus manos. El mundo natural es la columna vertebral, los músculos y el tejido de esta novela. Los personajes que constituyen el microcosmos de Thomas son meros peones de la naturaleza omnipotente y, a través de ellos, Milosz presenta su credo: acepta tu sitio en la naturaleza de las cosas o la aflicción se apoderará de ti. Hay varios ejemplos de ello. Magdalena desea al sacerdote de la aldea y finalmente consigue sus designios, pero a un precio terrible. Rechazada por sus paisanos, escoge el suicidio y su fantasma ronda la aldea hasta que finalmente encuentra su lugar otra vez. Balthazar, el guardabosques, desea una vida con más tierras, más dinero y una mujer más hermosa. Es un deseo peligroso que finalmente le conduce a la locura, el caos y el asesinato.

Milosz pinta a estos personajes con pincel ligero. Deja la profundidad emocional para probar su teleología. Así, los personajes, Thomas incluido, con frecuencia parecen como sombras indistintas  sobre un mismo fondo. Pero el retrato de la naturaleza con todo su colorido salvaje, deja un imagen indeleble en la mente si no en el corazón del lector. El valle del Issa es no sólo un viaje vibrante y melancólico por el mundo que nos rodea sino también un examen distanciado, aunque extrañamente conmovedor, de aquellas pasiones interiores que buscan conectar con algo más grande.