miércoles, 22 de noviembre de 2017

La metamorfosis (Die Verwandlung). Franz Kafka


La metamorfosis o La transformación (Die Verwandlung) es un relato de Franz Kafka (1883-1924) publicado en 1915.

Una mañana, después de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa trata de levantarse para asistir a su trabajo, pero se da cuenta de que durante la noche se ha transformado en un insecto. Al darse cuenta de lo tarde que es, intenta comenzar sus actividades diarias habituales, pero al estar acostado sobre su espalda, no logra levantarse de la cama.
Su familia (su madre, su padre y su joven hermana Grete) acaban de preguntar sobre su estado. Gregorio ha cerrado las tres puertas de su habitación e intenta tranquilizarlos, pero ninguno se da cuenta de la singularidad de su voz.
El gerente de su trabajo llega a la casa después de preguntar la razón del retraso tan inusual en Gregorio. Después de largos y penosos esfuerzos, Gregorio, cuya voz es peculiar, «una voz bestial», trata de engañarlo y rechaza abrir la puerta y asomar la cabeza por el resquicio. El gerente se impacienta por la falta de explicaciones de Gregorio y comienza a agobiarlo con reproches por su falta de rendimiento, pero, al verlo convertido en un insecto, huye horrorizado. La familia de Gregorio se aleja de él y su madre lo evita en particular. Nadie comprende que Gregorio, pese a su apariencia, comprende y piensa todavía como un ser humano. Ciego de ira, el padre de Gregorio toma el bastón que dejó el gerente y lo conduce de nuevo a su habitación donde lo encierra.

La familia de Gregorio pasa duros momentos por el miedo a que se sepa que albergan a un monstruo como él en su casa. Su padre comienza a odiarlo. Su madre todavía le muestra cierta piedad ya que es su hijo, pero se desvanece después de verlo. Su hermana Grete supera su repulsión y todos los días lo alimenta y limpia su habitación. Gregorio se esconde para que ella no pueda verlo y para no hacerla sufrir. No obstante, Gregorio quisiera que ella lo viera para así recibir un poco de amor. Un día, Grete y su madre, al descubrir que la nueva afición de Gregorio es moverse por la habitación, tanto por las paredes como por el techo, deciden sacar sus muebles para facilitarle la tarea. Gregorio, a pesar de notar la buena acción, se siente despojado de sus bienes materiales. Al quitarle todo, a excepción de su sillón y un cuadro que a él le gustaba, decide, como último recurso, posarse sobre la pintura. Cuando la madre y Grete deciden volver a entrar en la habitación, observan a Gregorio y la madre se desmaya. Grete sale a buscar algo para despertarla y Gregorio sale tras de ella, preocupado, intentando ayudar también. Llega el padre y su hija Grete le comenta lo que había sucedido. Su padre, pensando que su hijo tiene una actitud violenta hacia su familia, comienza a arrojarle manzanas para hacerlo retroceder. Una le golpea en la espalda y se queda incrustada.

Nadie cuida a Gregorio y su herida se infecta. Como Gregorio ya no puede trabajar para ayudar a su familia, alquilan una parte de la vivienda a tres personas. Pese a su invalidez, su familia termina por aceptar a Gregorio. Pese a ello, una tarde Gregorio sale de su habitación atraído por la música interpretada al violín por su hermana. Por desgracia, los tres inquilinos lo ven y deciden marcharse de inmediato y sin pagar, no por su presencia, ya que éste se les hacía curioso, sino por el mal trato que reciben de la familia al tratar de que no lo vieran. Enfrentada a una situación sin remedio, su hermana propone entre lágrimas deshacerse de Gregorio. Todos están de acuerdo porque creen que han hecho todo lo que han podido, pero no saben qué hacer. Gregorio, desesperado y que ya no se alimentaba desde hacía días, es encontrado muerto por la sirvienta y tirado a la basura. Ligeramente apenados, pero sobre todo aliviados, la familia se alegra de poder comenzar una nueva vida y salen para dar un paseo. Los padres se dan cuenta de que Grete se ha convertido en una joven agraciada y comienzan a planear cómo casarla.

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