miércoles, 21 de mayo de 2014

Drácula. Bram Stoker

Cubierta de la primera edición (Archibald Constable & Company, 1897)

Drácula es una novela publicada en 1897 por el escritor irlandés Bram Stoker (1847-1912), que ha convertido a su protagonista en el vampiro más famoso. Se dice que el escritor se basó en las conversaciones que mantuvo con el erudito húngaro Ármin Vámbéry (1832-1913), y que éste fue quién le habló de Vlad Drăculea (1431-1476), príncipe de Valaquia. La novela, escrita de manera epistolar, presenta otros temas, como el papel de la mujer en la época victoriana, la sexualidad, la inmigración, el colonialismo o el folklore. Como curiosidad, cabe destacar que Bram Stoker no inventó la leyenda vampírica, pero la influencia de la novela ha logrado llegar al teatro, el cine y la televisión.

La historia es epistolar, es decir, carece de narrador. Consiste en la lectura de una serie de documentos, siendo, en su mayoría, los diarios de los personajes. Pese a su claro afán de objetividad, no omiten las opiniones, sensaciones y sentimientos de sus respectivos autores.
La obra en sí comienza cuando Jonathan Harker, un joven abogado inglés de Londres prometido con la joven y bellísima institutriz Wilhemina Murray (Mina) se encuentra en la ciudad de Bistritz y debe viajar a través del desfiladero del Borgo hasta el remoto castillo del conde Drácula, en los Montes Cárpatos de Transilvania, una de las regiones más lejanas de la Hungría de esa época, para cerrar unas ventas con él. Convirtiéndose durante un breve período de tiempo en huésped del conde, el joven inglés va descubriendo que la personalidad de Drácula es, cuando menos, extraña: no se refleja en los espejos, no come nunca en su presencia y hace vida nocturna. Poco a poco va descubriendo que es un ser despreciable, ruin y despiadado que acabará convirtiéndole en un rehén en el propio castillo. En el mismo también viven tres jóvenes y bellas vampiresas que una noche seducen a Jonathan y están a punto de chuparle la sangre para convertirle en vampiro, cosa que evita la interrupción del conde. Para evitarlo, Drácula les entrega un niño que ha secuestrado para que se beban su sangre. La madre del bebé no tarda en llegar al castillo para reclamarlo, pero el conde ordena a los lobos que la devoren.

Teniendo al joven Jonathan Harker prisionero en su castillo, el Conde decide viajar a Londres, pero ha de hacerlo metido en una caja con tierra de Transilvania, ya que debe descansar en la tierra sagrada de su patria. Para alcanzar su destino, debe viajar en carruaje hasta un puerto cercano al estrecho del Bósforo, y desde allí proseguir en barco desde Varna hasta Whitby, en la costa de Inglaterra, atravesando el estrecho de los Dardanelos. Al mismo tiempo, para encontrar un poco de descanso, la joven Mina Murray decide pasar una temporada veraniega con su amiga íntima de infancia Lucy Westenra en la casa solariega que ésta posee en Whitby, en la costa de Yorkshire. Lucy es una hermosa joven de clase acomodada que vive en una lujosa mansión junto a su madre viuda, la señora Westenra. Lucy padece de sonambulismo y Drácula se aprovecha de ello para chuparle la sangre por primera vez en el cementerio de Whitby, hecho sangriento del cual Mina es testigo; en este episodio recoge a Lucy y la lleva de vuelta a su casa.

Jonathan Harker sigue recluido en el castillo de Drácula, pero su cautiverio finaliza cuando logra huir descendiendo por sus muros, cae al río que bordea el castillo y es arrastrado por la corriente. Lo encuentran unas monjas en una abadía cercana, y posteriormente se aloja en un hospital de Budapest, donde se recupera de una fiebre cerebral sufrida a raíz de los terribles hechos vividos en la morada de Drácula. Una monja del hospital se pone en contacto por carta con Mina, detallándole la situación de su prometido, y le pide que se desplace hasta ese lugar para cuidar de Harker, donde, según resuelve Mina, contraerán matrimonio.

Mientras, en Whitby, Lucy Westenra sufre unos extraños síntomas: palidez extrema, debilidad y dos pequeños orificios en el cuello, producidos por una supuesta enfermedad; pero lo que en realidad le pasa a la joven es que está convirtiéndose en vampiresa o No-muerta, debido a que Drácula le extrae la sangre, que necesita para sobrevivir y rejuvenecer. Los síntomas de Lucy se irán agravando tras su regreso a Londres. Al no mejorar la salud de Lucy, su prometido Lord Arthur Holmwood (Lord Godalming) y su amigo Quincey Morris, piden consejo al doctor John Seward (los tres se habían declarado a Lucy). Este médico es el director del manicomio en el que se encuentra el paciente Renfield, un interno sometido a la influencia de Drácula. Este interno, entre otras cosas, practica la zoofagia, caza y come moscas, arañas y pájaros. Al observar que la salud de Lucy empeora, Seward decide pedir consejo al doctor Abraham Van Helsing, un médico holandés experto en enfermedades misteriosas, que fue su profesor durante sus años de carrera. Tras realizar numerosos tratamientos y transfusiones, Lucy y su madre mueren (esta última de un ataque cardíaco) y son sepultadas.

Días más tarde, unas noticias publicadas en el periódico de la ciudad hablan de una "hermosa señora" que muerde a los niños pequeños. El doctor Van Helsing sospecha que Lucy se ha convertido en No-muerta, y él y sus compañeros montan guardia frente al mausoleo familiar en el que ha sido sepultada la joven. A medianoche los hombres, armados de estacas y linternas, descienden al recinto en el que reposa el cuerpo de Lucy; al correr la tapa del sarcófago se percatan que el cuerpo no está dentro del ataúd; entretanto llega Lucy, convertida en una No-muerta, cargando con un niño al cual le está bebiendo la sangre. El doctor Van Helsing sella el sepulcro de Lucy con hostia consagrada, de manera que ésta no puede huir, y se sitúa detrás de la vampiresa con un crucifijo de oro. Los tres enamorados se horrorizan al ver lo que le ha sucedido a la muchacha que amaban. El doctor Van Helsing le pide autorización a Arthur para "matar" al monstruo. El joven, devastado por la transformación de su amada, acepta. El doctor Van Helsing y sus ayudantes completan el rito para que la joven pueda descansar en paz: le clavan una estaca en el corazón , la decapitan y le llenan la boca de ajo. De esta manera Lucy Westenra deja de ser una vampiresa. El tormento abandona su alma, por lo que ya puede descansar en paz.

Mina Murray, ahora Mina Harker al casarse con Jonathan, tras volver de su boda se entera de la muerte del Sr. Hawkins, que era un gran amigo de ella y de Jonathan; ambos lo consideraban un padre. Al regresar del entierro, Jonathan descubre que el conde Drácula ya está en Londres, y además rejuvenecido. Al llegar a la casa que el Sr. Hawkins les dejó como herencia, Mina recibe un telegrama del Dr. Van Helsing y, con gran dolor, se entera de la muerte de su amiga Lucy y la madre de ésta. Preocupado por su propia salud mental, Jonathan le pide a Mina que lea el diario que él escribió durante su estadía en el castillo de Drácula, en Transilvania. Mina lo lee y queda consternada, tras lo cual comparte esa experiencia con el doctor Van Helsing, contándole todo lo que sospecha. Éste averigua finalmente que el conde Drácula es un vampiro, por lo que deciden darle muerte, dejando a Mina en la supuesta seguridad del manicomio.

Primero intentan acabar con él en Londres, buscando y purificando todos sus refugios, sin conseguir darle muerte. El conde hábilmente convence a Renfield para que le abra la ventana, ofreciéndole su pasión: animales vivos, en concreto ratas, debido a que Drácula no podía introducirse en un edificio donde no le hubieran permitido el paso. Aprovechando que los hombres se encuentran entretenidos buscándole, entra y le chupa la sangre a Mina. Al saber esto Renfield, que antes consideraba a Drácula su maestro y señor, decide luchar en su contra, porque además no ha cumplido la promesa de entregarle a los animales, pero Drácula lo mata acusándolo de traición. Renfield, agonizante, confiesa sus actos a Van Helsing y luego muere. Seguidamente Drácula vuelve a morder a Mina y le hace beber de su sangre, para que quede de esta manera ligada a él. Este hecho será más tarde denominado por Van Helsing "el bautismo de sangre del vampiro". Poco más tarde, Drácula se enfrenta a Jonathan y Van Helsing, pero al no poder derrotarlos pese a su gran poder, huye de ellos y parte hacia su castillo en Transilvania, fracasando así su intento de asentarse en Inglaterra para conseguir víctimas femeninas que incrementen su harén de novias vampiresas.

Todos los que querían acabar con Drácula -Jonathan, John Seward, Van Helsing, Quincey Morris, Lord Godalming (prometido de la fallecida Lucy) y Mina Harker-, marchan tras él, pues saben que ha huido gracias a las sesiones de hipnosis que le practica Van Helsing a Mina, quien ha caído bajo el influjo de Drácula, aunque no del todo. Tras varios días de viaje llegan a Galatz, donde se desvió el conde con el barco Zarina Catalina gracias a su poder de controlar los vientos y la niebla, y posteriormente llegan al castillo (se habían separado en dos grupos). Esa noche las tres vampiresas se les aparecen a Mina y a Van Helsing durante un alto en su viaje en calesa y tratan de que Mina se les una, pero Van Helsing logra ahuyentarlas con la hostia. Al amanecer, Van Helsing entra al castillo y las mata atravesándoles el corazón con sendas estacas; luego sale del castillo, vuelve con Mina, y se van tanto a la búsqueda de Drácula como de sus amigos. Todos confluyen cerca del anochecer, durante una tormenta de nieve y acechados por los lobos. Drácula, quien, recordemos, no podía estar despierto a la luz solar, viajaba dormido y metido en una caja de tierra, llevado y flanqueado por los zíngaros (gitanos) leales, quienes también lo habían llevado hasta el puerto en su viaje a Londres. Se libra una batalla, la cual termina cuando el puñal de Jonathan corta el cuello del Conde, al tiempo que Morris atraviesa el corazón del vampiro antes de morir víctima de la puñalada mortal propinada momentos antes por un zíngaro. Se termina así para siempre con el sangriento vampiro de Transilvania. Mina, cuando está siendo destruido, observa la paz que asoma al pálido rostro del vampiro tras abrírsele el camino al cielo. La cicatriz que la hostia consagrada había dejado en la frente de Mina desaparece tras la muerte de Drácula.

El epílogo es la reflexión de Jonathan Harker, siete años después de los hechos. Mina y él habían tenido un hijo y van Helsing sentencia que los diarios no serán necesarios para legitimar su historia; su hijo debería sentirse orgulloso de ellos.

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