jueves, 28 de noviembre de 2013

Doña Bárbara. Rómulo Gallegos


Doña Bárbara es una novela escrita por el venezolano Rómulo Gallegos (1884-1969) y publicada por Editorial Araluce, el 11 de agosto de 1929. Ha sido reeditada más de cuarenta veces y traducida a otros idiomas. Consta de tres partes y se desarrolla en los llanos de Apure, en los predios del Río Arauca.

Doña Bárbara, es una rica terrateniente, ruda e insensible por una experiencia traumática que tuvo de adolescente, al ser violada por un grupo de piratas asesinos que también le arrebataron el primer amor de su vida. Ella ha acumulado grandes tierras y manadas extensas de ganados usando a los hombres para su provecho personal, así como por medios ilegales, tales como el soborno a los funcionarios locales, entre otros.
Uno de los pocos terratenientes restantes en el área es Santos Luzardo, que ha vuelto después de estudiar derecho para imponer control en la hacienda de su familia. Él sospecha que el capataz de la hacienda llamado Balbino Paiba, había estado trabajando de forma disimulada para Doña Bárbara a fin de poder robar sus ganados. Los otros peones no creen que Santos sea el que le ponga bocado a las fechorías de Doña Bárbara, pero él demuestra con su manejo excelso del caballo, que el equilibrio del poder de la región están a punto de cambiar.
Doña Bárbara tiene una hija adolescente llamada Marisela con Lorenzo Barquero, el terrateniente con el que ella estuvo involucrada y al cual le quitó todas sus pertenencias dejándolo en la calle. La madre no quiere saber de ella y es dejada al completo abandono, aunque Juan Primito, un criado de Doña Bárbara, se ocupa secretamente de ella.
Después de que Santos descubre a Marisela, se ocupa de ella y de su padre llevándoselos a su hacienda para brindarle educación a Marisela y alejar a Barquero del vicio del alcohol. Mientras tanto, Doña Bárbara se siente atraída por Santos, pero cuando ella se entera de que su propia hija es un rival para su afecto, busca por todas las vías arruinarlos.
Todo esto representa el conflicto entre la civilización y la barbarie. En ella el progreso está personificado en Santos Luzardo y el atraso, impuesto por el determinismo del medio geográfico, en el resto de los personajes, especialmente en Doña Bárbara.
Doña Bárbara representa aquella Venezuela cruel, insensible por la corrupción, traición, despotismo, falta de libertad, latifundismo, injusticia y brujería; pero en el melodrama se muestra que en la realidad existía también una raza buena que ama, sufre y espera para luchar contra la dictadura desenfrenada de aquel entonces, gente representada por Santos Luzardo.
Es una novela realista, hay en ella una observación profunda del mundo, una marcada descripción de una realidad, su intención va más allá de lo literario. Persigue un fin social, un cambio en la sociedad, la obra muestra la clásica y casi compulsiva obsesión de Rómulo Gallegos por incidir en la realidad venezolana rural, salvaje e insensata del siglo XIX mediante un proyecto civilizador que plantee, en primera instancia, un impulso educativo abrasador, proyectado por una sociedad o un hombre intelectual cuya meta es concientizar al bárbaro, luego de la negativa inicial que la única manera de progreso es el cumplimiento de la ley y que existen mecanismos colectivos de bien común que van más allá de simples personalismos e instintos particulares. Gallegos plantea, pues, una solución al caudillismo.

martes, 12 de noviembre de 2013

El mundo es ancho y ajeno. Ciro Alegría


El mundo es ancho y ajeno es una novela del escritor peruano Ciro Alegría (1909-1967), publicada en 1941, considerada como una de las obras más destacadas de la literatura indigenista o regionalista, y la obra maestra de su autor. Mario Vargas Llosa, al hablar sobre la literatura de su país, ha afirmado que El mundo es ancho y ajeno constituye «el punto de partida de la literatura narrativa moderna peruana y su autor nuestro primer novelista clásico». Cuenta con numerosas ediciones en castellano y es la novela más traducida del autor, a más de treinta idiomas.
Esta novela es también la primera gran novela peruana de dimensión universal. Si bien existen novelas peruanas anteriores, estas no son sino en su totalidad intentos fallidos o imperfectos. Aun cuando en otros países de Latinoamérica se tenían notables ejemplos de novelas regionalistas, indigenistas y sociales (como Doña Bárbara, Don Segundo Sombra, Raza de Bronce o Los de abajo), en el Perú no existía hasta entonces una novela que pudiese compararse a aquellas.
La novela narra los problemas de la comunidad andina de Rumi, liderada por su alcalde Rosendo Maqui, quien enfrenta la codicia del hacendado don Álvaro Amenábar y Roldán, el cual finalmente les arrebata sus tierras. «Váyanse a otra parte, el mundo es ancho», dicen los despojadores a los comuneros. Estos buscarán entonces un nuevo lugar donde vivir. Pero si bien es cierto que el mundo es ancho o inmenso, siempre será ajeno o extraño para los comuneros. La experiencia trágica de muchos de ellos que van a ganarse la vida a otros lugares, sufriendo la más cruel explotación, padeciendo enfermedades y hasta la muerte, lo demostrará con creces. Para el hombre andino la comunidad es el único lugar habitable. Este es el mensaje último que nos trasmite la novela.

El mundo es ancho y ajeno relata la vida de la comunidad de Rumi, ubicada entre las altas montañas de la Cordillera de los Andes, en el departamento de La Libertad (norte del Perú). Los indígenas que integran esa comunidad, encabezados por el alcalde Rosendo Maqui, se defienden de un déspota hacendado, don Álvaro Amenábar, quien, amparado por jueces corruptos y testigos falsos, quiere arrebatarle sus tierras para expandir su ya inmensa propiedad. Pero lo que en realidad más apetecía el hacendado era convertir a los comuneros en peones para que laboraran en una mina de su propiedad cercana a Rumi. Las tierras de cultivo tenían para él un valor secundario.
Debido a ello la comunidad de Rumi se encuentra permanentemente acechada por el despojo; cuando esto al fin sucede, los comuneros se trasladan a las alturas de Yanañahui, tierras pedregosas y de clima inhóspito, de escasa productividad, pero que al menos les permite mantener viva la comunidad. No obstante, muchos comuneros huyen en busca de un futuro mejor y se emplean en diversas partes del Perú, viviendo experiencias muy duras y hasta fatídicas. Varios capítulos de la obra se dedican a relatar las peripecias de algunos de estos comuneros, como Amadeo Illas, Calixto Páucar, Augusto Maqui, Demetrio Sumallacta y Juan Medrano.
Empero, las agresiones del hacendado continúan. Los comuneros, guiados por un abogado indigenista, apelan ante la Corte Superior para recuperar sus tierras, pero el expediente del juicio es robado por hombres contratados por Amenábar y termina en la hoguera. Algunos comuneros se unen a la banda del Fiero Vásquez, famoso ladrón, y se vengan a su manera de la gente de Amenábar. Rosendo Maqui es acusado de ladrón de ganado, de incitador de la violencia y de dar refugio a bandidos, entre ellos al Fiero Vásquez. El viejo alcalde es encarcelado y muere en su celda tras ser golpeado por los guardias.
Los años transcurren y una nueva perspectiva para la comunidad se abre con la llegada de Benito Castro, un antiguo residente de Rumi, hijo adoptivo de Rosendo, que retornaba tras 16 años de ausencia. Benito, que ha recorrido el país viendo las injusticias, y que además ha aprendido a leer y escribir, trae las ideas de la modernidad a la comunidad, la cual según su punto de vista debía abandonar supersticiones e ideas anticuadas que constreñían su desarrollo, aunque conservando lo mejor de ella, como era la ayuda comunitaria. Es elegido Alcalde y bajo su dirección, la comunidad, con sede en Yanañahui, resurge y empieza a prosperar.
Sin embargo, ante un segundo juicio de linderos interpuesto por el ambicioso Amenábar, los comuneros, por instigación de Benito, se levantan en armas para evitar el despojo. La sublevación es brutalmente reprimida por la guardia civil, aliada con los caporales de Amenábar. Los comuneros rebeldes son aniquilados uno tras otro cayendo bajo el fuego de la ametralladora. La comunidad desaparece así.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

La mansión (Howards End). E.M. Forster


La mansión (Howards End) es una novela de E.M. Forster (1879-1970) publicada en 1910 sobre las relaciones sociales y familiares en la Inglaterra del cambio de siglo. Está considerada como la obra maestra de Forster. 

La historia gira alrededor de tres familias en Inglaterra a principios del siglo XX: los Wilcox, capitalistas ricos que hicieron fortuna en las colonias; los hermanos Schlegel (Margaret, Tibby y Helen) que son medio alemanes y que tienen mucho en común con el llamdo Grupo de Bloomsbury; y los Bast, una pareja de clase media baja. Las hermanas Schlegel tratan de ayudar a los pobres Bast e intentan que los Wilcox tengan menos prejuicios.

Las Schlegel se encuentran frecuentemente con los Wilcox. La más joven, Helen, durante un breve período se siente atraída por el Wilcox más joven, Paul; cada uno rechaza al otro por sus propias razones. La hermana mayor, Margaret, se convierte en amiga de la madre de Paul, Ruth Wilcox. La posesión personal más apreciada de Ruth es su casa familiar llamada Howards End. Desea que Margaret pueda vivir allí y presiente que así estará en buenas manos. El propio marido de Ruth y sus hijos no valoran la casa y su rica historia porque tales abstracciones son extrañas para ellos, aunque son muy queridas por Margaret. Ruth está muy enferma y Margaret y su familia están a punto de ser desalojados de su casa en Londres por un promotor de la construcción. Ruth lega la casa a Margaret en una nota escrita a mano, que es entregada por la enfermera al marido cuando ella muere. Esto causa gran consternación entre los Wilcox. El viudo Henry Wilcox y los hijos queman la nota sin decir nada a Margaret sobre su herencia. Sin embargo, al cabo de varios años, Margaret hace amistad con Henry y finalmente se casa con él. Margaret, mujer de espíritu libre, intenta que Henry se abra más con pocos resultados. Charles, el hijo mayor de Henry, y su esposa Dolly intentan impedir que Margaret tome posesión de Howards End.

Gradualmente Margaret se da cuenta de la actitud desdeñosa de Henry hacia las clases más bajas. Por consejo de éste, Helen le dice a Leonard Bast que deje su respetable trabajo como empleado de una compañía de seguros, porque la compañía se ha quedado fuera de un poderoso grupo de compañías y así es vulnerable a la quiebra. Unas cuantas semanas después Henry cambia de opinión a la ligera, habiendo olvidado enteramente lo de Bast, pero es demasiado tarde y Bast ha perdido ya su tenue solvencia económica.

Bast vive con una mujer conflictiva y "caída en desgracia" de la que se siente responsable y con la que acaba casándose. Helen continúa intentando ayudar al joven Leonard (quizás en parte por haber intervenido en su vida sin quererlo Leonard) pero todo va terriblemente mal. Cuando Helen lleva a los Bast a la boda de Evie Wilcox, la hija de Henry, éste reconoce a la mujer de Bast como su antigua amante y rehúsa ayudarles. Luego relata a Margaret que diez años antes cometió adulterio con la esposa de Bast en Chipre, pero que luego la había abandonado a la ligera, siendo ella una chica inglesa en suelo extranjero sin medios para volver a su país. Margaret se enfrenta a Henry por el mal trato que dio a la mujer. Henry se siente avergonzado por el asunto pero nada arrepentido de su duro trato. Las hermanas Schlegel se apartan un tanto a causa del próximo matrimonio de Margaret y el trato que les han dado a los Bast. En un momento de piedad por el pobre y ya condenado Bast, Helen tiene una aventura con él. Encontrándose embarazada, deja Inglaterra para viajar a Alemania y ocultar su condición, pero finalmente regresa a Inglaterra cuando se entera de que su tía Juley está enferma. Helen rehúsa tener un encuentro con Margaret en un esfuerzo por ocultar su embarazo pero es engañada por Helen, que actúa bajo el consejo de Henry, para tener una entrevista en Howards End. Henry y Margaret planean que la vea un doctor, ya que piensan que la conducta evasiva de Helen es producto de una enfermedad mental. Cuando ven a Helen en Howards End, también descubren su embarazo.

Margaret intenta en vano convencer a Henry de que si él puede tolerar su propio adulterio, debe perdonar a Helen. Leonard Bast llega entonces a la casa, atormentado por todo el asunto, y deseando hablar con Margaret. No se da cuenta de la presencia de Helen. El hijo de Henry, Charles, ataca a Bast por el deshonor que ha traído a Helen y accidentalmente le mata. Cuando Charles le golpea con el borde plano de una espada, Leonard se agarra a una librería que se le cae encima y su débil corazón le falla.

Charles es acusado de homicidio y enviado a la cárcel por tres años. El consiguiente escándalo y conmoción provocan que Henry evalúe su vida y empiece a conectar con los otros. Lega Howards End a Margaret, que declara que irá a parar a su sobrino (el hijo de Helen y Leonard) cuando ella muera. Helen se reconcilia con su hermana y Henry y decide criar a su hijo en Howards End. Margaret es considerada usualmente como la heroína de la historia porque, permaneciendo casada con Henry a pesar del escándalo, actúa como una fuerza unificadora al reunir a todos los personajes apaciblemente en Howards End. Henry es visto algunas veces como un héroe porque triunfa sobre su impericia para conectar con las situaciones de los otros. Al final, la intelectualidad de mente abierta de los Schlegel se reconcilia o equilibra con la economía práctica de los Wilcox, aprendiendo lecciones los unos de los otros.