lunes, 28 de enero de 2013

Guerra del tiempo. Alejo Carpentier


Guerra del tiempo (1956) es una colección de cuentos del escritor cubano Alejo Carpentier (1904-1980).

El primer relato, El camino de Santiago, es catalogado por algunos como el más importante de Guerra del tiempo. Carpentier comenta que para su realización se basó en una inscripción encontrada en un Archivo de Indias, donde se decía que en la Habana aproximadamente en 1566 o 1570, vivía únicamente un músico cuyo nombre respondía a Juan de Amberes, personaje que ‘redoblaba la caja’, cuando un barco se aproximaba o era avistado. Dice Carpentier que se le ocurrió retrazar la historia de este señor encarnando en él a aquellos personajes que llegaban a América en el siglo XVI.

Carpentier agrega que, basándose en documentos, Juan de Amberes se ve llevado a renegar de América, pero aunque dicha aventura le ha abierto nuevos horizontes, le ha  amplificado su visión del mundo, etc., le sobrecoge una gran nostalgia; regresa a España, y allí vuelve a abrazarle una gran tristeza, pero de lo que acaba de ver, conocer y dejar: “Después de haber alcanzado en cierto modo ese paraíso… Juan de Amberes regresa a España para darse cuenta, de repente, de que había estado en el umbral de la Tierra prometida”. Pero aún así –afirma el escritor- habiendo sufrido una decepción allí, promueve a otros la Tierra prometida, les ofrece a otros la posibilidad de alcanzarla. Concluye nuestro autor diciendo que éste personaje, se ‘integra' en otros sujetos que resultan siendo él mismo, como Juan el Indiano, Juan el Americano, Juan el Romero, etc., embarcándolos a todos igual que él, ofreciéndoles la ilusión de realizarse, de encontrar dicha Tierra.


Viaje a la semilla aparece en el año de 1944, se compone de trece capítulos no muy extensos a los que antepone una dedicatoria, a ‘Lilia’, su mujer. Este cuento según lo manifestó el mismo Carpentier, responde al amor intenso, que siempre le tuvo al barroquismo criollo de su patria, contenido y expresado éste en el inmenso retablo de Columnas, rejas, cristalerías policromas, que es la Habana. También cuenta Carpentier que pensó “en la pintura de Amelia Peláez, de Portocarrero, al escribir ese cuento, de una sentada, con la preocupación formal de hacer lo que en música se llama una ‘recurrencia’. Recurrencia de un tema que es, en sí, el de toda vida humana, coincidente en su dibujo al derecho y al revés”.

Lo que se presencia en el relato, es la historia de la vida de Marcial, Marqués de Capellanías, contada retrospectivamente, es decir, de la muerte al nacimiento, del fin de la muerte al quicio de la vida, el vientre. Es un viaje a la Semilla, al origen.
Todo ello acaece, es posible,  gracias al efecto de la magia, proveniente de un Viejo de raza negra, es de esa manera que se hace posible aquella realidad narrativa que dura cuidadosamente una noche, en la que presenciamos toda una gama de imaginativos y perspicaces recursos en los que efectivamente constatamos que el tiempo va en retroceso, es recurrente. Es un viaje que concluye con la coronación de su propio idioma, en el que logra la Suprema Libertad.

Semejante a la noche, cuento cuyo título alude directamente a una frase de Homero: “…y caminaba semejante a la noche”, es la breve narración en cuatro capítulos de quien (según el propio Alejo Carpentier) es el soldado de la Guerra del tiempo de Lope de Vega.
Es la inmutabilidad, quien aparece como constante en el relato, es la esencia de un soldado que se conserva, a través de los siglos y de los años, para comunicarnos una atributo inalterable, una particularidad que a pesar de que el tiempo lineal transcurra, el hombre mismo, no ha cambiado en forma trascendental en tanto ser del mundo: ha sido, es y sigue siendo el de siempre.

Dice Carpentier: “Un joven llamado a cumplir su deber militar realiza los actos rituales del último día antes de partir para la guerra: se despide de su novia, de sus padres y así una cantidad de gestos absolutamente normales y mecánicos. Ahí he especulado de la manera siguiente con el tiempo: la acción comienza con la guerra de Troya, cuando la reunión de las naves para partir a la guerra. Y el hombre no cambia, sigue actuando exactamente en el sentido que debe hacerlo, pero cambian constantemente los telones de fondo, como si detrás de un cantante hubiera un juego de tramoya que situara detrás de él decorados tales como un palacio florentino y después, inmediatamente, un panorama de Nueva York. Mi personaje sigue completamente inmutable, sale para la guerra de Troya, pero ya en el segundo capítulo resulta que adonde se va es a un descubrimiento americano, a una entrada, a un adelantamiento americano. En el tercer capítulo sigue actuando de la misma manera, pero llega al sur de los Estados Unidos en una expedición de colonización del siglo XVII. De allí pasa a una ciudad donde evidentemente se pinta el perfil de Nueva York. Cansado esa noche, teniendo que embarcar al día siguiente, se acuesta, se duerme y unas horas después parte nuevamente para la guerra de Troya. Es decir, que veintitantos siglos han pasado desde el primer capítulo al segundo y el personaje sigue en la inmutabilidad de ciertos sentimientos humanos y de ciertos comportamientos del hombre”.




martes, 22 de enero de 2013

A puerta cerrada (Huis Clos). Jean Paul Sartre


A puerta cerrada (Huis Clos) es una obra de teatro de Jean Paul Sartre escrita en 1944. Se estrenó en el Théâtre du Vieux-Colombier en mayo de 1944.
Es una descripción de la otra vida en la que tres personajes fallecidos son castigados a estar encerrados juntos en una habitación por toda la eternidad. Es la fuente de una de las frases más famosas de Sartre y a menudo malinterpretada, l'enfer, c'est les autres (El infierno son los otros), usualmente tomada para referirse a la gente en general, pero en el contexto de la obra queda claro que significa que cierta otra gente puede ser la más efectiva forma de infierno.

Tres almas condenadas, Garcin, Inés y Estelle son llevadas a la misma habitación en el infierno por un misterioso criado. Todos habían esperado instrumentons de tortura medievales para castigarles durante toda la eternidad, pero en lugar de ello encuentran una simple habitación amueblada al estilo del Segundo Imperio francés. Ninguno de ellos admite la razón por la que fue condenado: Garcin dice que fue ejecutado por ser un pacifista, mientras que Estelle insiste en que se cometió un error con ella.


Inés, sin embargo, pide que todos paren de mentirse a si mismos y confiesen sus crímenes. Ella rechaza creer que terminaron en la habitación por accidente y pronto se da cuenta de que han sido colocados juntos para atormentarse los unos a los otros. Garcin sugiere que intente cada uno aislarse de los otros, pero Inés empieza a cantar acerca de una ejecución y Estelle trata de encontrar un espejo. Inés trata de seducirla ofreciéndose a ser su “espejo” y decirle todo lo que ve, pero en vez de esto termina asustándola.

Después de discutir, deciden confesar sus crímenes para saber lo que puede esperarse de cada uno. Garcin engañó y maltrató a su esposa; Inés sedujo a la esposa de su primo mientras vivía con ellos; y Estelle tuvo una aventura y luego mató al hijo resultante. A pesar de sus revelaciones continúan enervándose más. Garcin finalmente se rinde a los intentos de Estelle para seducirle, lo que enloquece a Inés. Garcin pide a Estelle que le diga que él no es un cobarde por intentar abandonar su país durante la guerra. Mientras ella cumple su petición, Inés le dice que Estelle le hace caso sólo para estar con un hombre. Esto causa que Garcin intente escapar. Después de intentar repetidamente abrir la puerta, ésta se abre súbitamente, pero es incapaz de irse. Dice que no podrá salvarse hasta que Inés tenga fe en él. Ella se niega diciendo que es obvio que es un cobarde y prometiendo atormentarle para siempre. Estelle, enfurecida por el trato que da a Garcin, intenta matar a Inés, apuñalándola repetidamente. Como todos están muertos ya, este ataque no consigue nada. Perpleja, Inés incluso se apuñala a si misma. Conmocionado por lo absurdo de su destino, Garcin concluye que “el infierno son los otros”, no los instrumentos de tortura o el castigo físico, sino el tormento dado por aquéllos de los que no se puede escapar. La obra termina con los tres uniéndose en carcajadas antes de resignarse a pasar el resto de la eternidad juntos.

miércoles, 16 de enero de 2013

Unas lecciones de metafísica. José Ortega y Gasset


En este libro, se transcriben los manuscritos preparatorios de un curso de metafísica dictado en Madrid en 1932/33 por José Ortega y Gasset (1883-1955).

En estas lecciones se nos explica que metafísica es algo que el ser humano hace, en cuanto que, constantemente, estamos interpretando la realidad que vivimos. Ahora bien, podemos aceptar la realidad tal cual se nos presenta socialmente, o podemos hacernos cuestión de ella, es decir, hacernos conscientes de eso que llamamos nuestra vida. En el segundo caso, esto es, ante la necesidad de encontrar una verdad que nos satisfaga, habremos menester de una metafísica más elaborada, porque el que busca algo (una respuesta) es que considera que no lo hay, o que lo que hay, le es insuficiente: -dice Ortega- «el hombre hace metafísica cuando busca una orientación radical en su situación» Siendo que la vida es radical desorientación, el que no se cuestiona nada se cree orientado, acepta las convenciones, vigencias, opiniones sociales, pero, en verdad, vive mecánicamente, vacío de contenido, como un autómata programado. El que acepta la vida debe acometer el esfuerzo de tener que construírsela.


Hacerse cuestión de la realidad significa sentirse uno mismo en su circunstancia. Mi vida soy yo en situación. Mi vida es lo que soy, lo que hago y lo que me pasa. Mi vida es este momento actual en el que se entrecruzan el pasado y el futuro. El mundo cobra sentido, no en cuanto existe en sí mismo, sino en cuanto existe conmigo, en cuanto me ocupo de él, en cuanto es objeto de mi intención (incluido el propio cuerpo). La vida es algo que nos viene dado, que no elegimos. No hemos elegido nacer como no hemos elegido nuestra circunstancia. A partir de ahí, hemos de fabricarnos a nosotros mismos. «Vivir es decidir constantemente lo que vamos a ser», es optar siempre entre diferentes posibilidades a futuro. La libertad es el imperativo de nuestra vida.

Por ello, para poder actuar con libertad creciente y no mecánicamente hemos de ser conscientes de la propia vida. Ser consciente es prestar atención, percatarse, agarrar con la atención la situación presente, lo que se está haciendo en el momento. Uno es consciente de sí y, a la vez, de que está en situación -es decir, haciendo algo-. Cae en cuenta de la relación «uno en circunstancia» como unidad indisociable.

Con la atención delimitamos el mundo a eso a lo que atendemos, a lo que estamos haciendo en el momento (alejándonos, de este modo, de la dispersión, el divagueo y el ensueño). Es decir, ser consciente de uno en situación, reparar en uno o, lo que es lo mismo: darse existencia: «Hay dos formas de darse cuenta de algo, o lo que es igual, de existir algo para mí: una en que me doy cuenta de ese algo por separado [...] y otra forma en que ese algo existe para mí sin que yo "repare" en él» «El caso extremo de esto es nuestra propia persona: en nada suele el hombre reparar menos que en sí mismo y, sin embargo, con nada cuenta más constantemente que consigo»

Este libro contiene la exposición sistemática de una filosofía radical, fundamentadora de la existencia y el hacer humano.

viernes, 11 de enero de 2013

Sangre inocente (Innocent Blood). P.D. James



Sangre inocente (Innocent Blood) es una novela publicada por P.D. James (n. 1920) en 1980.

Una joven, Philippa Palfrey, descubre a los 18 años que su padre y su madre son realmente padres adoptivos. Su padre adoptivo, Maurice, es profesor en una escuela. También es el portavoz del partido de los Jóvenes Socialistas y escritor de libros de texto de sociología. La madre adoptiva de Philippa, Hilda, es juez del tribunal de menores local y cocinera aficionada. A la edad de 8 años, Philippa suprimió los recuerdos de sus padres biológicos y luego crea una versión idealizada de éstos. Al enterarse de la existencia de sus padres biológicos, Philippa empieza una investigación rudimentaria acerca de ellos y descubre que fueron condenados hacía diez años por la violación y asesinato de una joven, Julie Scase, lo que causó que su hija fuera acogida y finalmente adoptada por los Palfrey. Descubre que su padre murió en la prisión unos pocos años después de la condena y que su madre todavía está viva, a punto de ser liberada después de pasar diez años en una cárcel para mujeres.


Philippa vuelve a casa después de su descubrimiento y se enfrenta a Hilda, que está conmocionada y consternada al saber que la orden de adopción fue abierta. Después de una tensa cena con tres invitados, Philippa sitúa a su familia adoptiva en una posición tal que acaban teniendo una discusión. Cuando su madre adoptiva, Mary Ducton, sale de la cárcel, Philippa la busca y decide vivir con ella en un pequeño apartamento en Londres. Trata de recrear la relación entre madre e hija. Alquilan un pequeño apartamento en el centro de Londres y consiguen un trabajo en un local de comida rápida para complementar los escasos ahorros de Philippa.

Mary Ducton le proporciona a Philippa un relato del asesinato y la violación y un poco de información sobre el violador, Martin. Más tarde se nos revela que este relato fue escrito hacía poco, presumiblemente para aprovecharse de Philippa.

Norman Scase, el padre de la víctima, ha jurado venganza y se prepara para acosar a Mary y matarla mientras su esposa está muriéndose en un hospital de Londres. A través de engaños, sus propios métodos de vigilar la casa de los Palfrey, una hábil llamada a éstos y el uso de un turbio investigador privado, Norman Scase descubre a la asesina y a Philippa. Al mismo tiempo que Norman lleva su propia investigación, una amiga de la escuela de Philippa tiene otras intenciones: pretende chantajear a Philippa y Mary Ducton por razones propias. También intenta engañar a Hilda para que revele la situación del apartamento alquilado y avisa a uno de sus amantes, un joven periodista.

La novela alcanza su clímax cuando Norman irrumpe en el apartamento de las dos mujeres.